63% de las abogadas advierten cambios en la percepción de su trabajo cuando tienen hijos
Resultados preliminares de un estudio de la Facultad de Derecho de la UAI, elaborado por el LEAS, abordaron la medición de distintos sesgos y convenciones en el contexto laboral.
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Por primera vez en Chile se aplicó un estudio desarrollado en Estados Unidos que analiza las percepciones en torno a sesgos por sexo y condición racial en la profesión legal, realizado en 2018 por la American Bar Association. Se trata del Estudio sobre percepciones de género en la profesión legal que, si bien su informe completo se presentará el 7 de marzo en el contexto de la conmemoración del Mes de la Mujer, ya tiene reveladores resultados preliminares que dan cuenta de cómo se vive la profesión y cuáles son los sesgos en su ejercicio, tanto en hombres como en mujeres.
El estudio, de la Facultad de Derecho de la Universidad Adolfo Ibáñez, elaborado por el Laboratorio de Encuestas y Análisis Social, LEAS UAI, en colaboración con Probono, encuestó a 357 abogados que trabajan para estudios jurídicos y grandes empresas asociadas a Fundación ProBono, junto a un refuerzo de empresas de distintas industrias con equipos in-house equivalentes al 30% de las empresas que integran el IPSA.
Tras adaptarlo a la realidad chilena, incorporando -por ejemplo- algunas preguntas asociadas al estrato socioeconómico, se analizaron 18 sesgos y cinco de ellos conforman los resultados preliminares que buscan generar una conversación previa. De entrada, desmitifica la idea de que en Chile los abogados son “hijos de abogado(a)” y conforman “familias de abogados”.
El estudio aborda el sesgo de “la cuerda floja” que trata de las reacciones frente a una opinión que se exprese. Un 62,7% está de acuerdo con la afirmación que “se espera que trabaje duro, que evite la confrontación, y no me queje”, llegando en las mujeres al 69,9% de respaldo, frente a sus colegas hombres que coinciden en un 55%. Esta aseveración aumenta su nivel de acuerdo en abogados y abogadas que tienen menos de 20 años de experiencia respecto a aquellos que cuentan con más experiencia.
En esa línea, ante la aseveración “la gente reacciona negativamente cuando expreso enojo, incluso cuando la situación lo justifica”, aunque solo el 28,3% dice estar de acuerdo, el respaldo sube a 39,2% al analizar solo a las mujeres. Este sentimiento tiene mayor acuerdo en los segmentos de 10 a 19 años y de 20 a 29 de experiencia.
Sesgo de maternidad
Si bien la mitad de los consultados coincide con la afirmación “cuando las mujeres tienen hijos, cambia la percepción que tienen los compañeros de trabajo de su compromiso laboral y su competencia”, la adhesión a esa aseveración sube al 63% de las mujeres. Incluso, el 61% de los abogados y abogadas que tienen 10 a 19 años de experiencia no está de acuerdo con esta frase, pero los que tienen 20 a 29 años de experiencia revelan un 67% de acuerdo.
Isabel Aninat, decana de la Facultad de Derecho de la UAI, advierte: “ese sesgo de maternidad está y quizás las políticas que se han hecho han servido, pero quizás falta mucho por recorrer”.
La afirmación “para tener éxito hay que evitar que la familia interfiera en el trabajo” recibió un amplio rechazo de 71,7%, pero nuevamente las mujeres aportaron a su respaldo con 37,6%. Esta frase cuenta con el acuerdo del 53% de quienes tienen 10 a 19 años de experiencia.
A juicio de Aninat, “parte de los objetivos es mostrar que los desafíos de la profesión legal también tienen que ver con qué es lo que pasa en todo ese camino para ser socia o para ser gerenta”.
Si bien reconoce que en el último tiempo se ha avanzado mucho en establecer medidas en favor de la diversidad e inclusión en las gerencias legales y estudios jurídicos, sostiene que el estudio muestra que “todavía hay varios sesgos y áreas que quizás no están cubiertas porque no eran vistas, o sí están cubiertas pero quizás el trabajo tiene que ser aún más profundo. Queremos poner ahí el foco de las recomendaciones”.
Ricardo González, director del LEAS de la UAI, revela que el estudio completo también contendrá “reflexiones sobre la comparación con EEUU y hasta qué punto las recomendaciones que se han funcionado allá también podrían aplicar en Chile”.